martes, 23 de diciembre de 2014

¿Colapsará la telefonía móvil por culpa de Conadecus?


La prensa económica informó hace poco que los ex Subsecretarios de Telecomunicaciones Jorge Atton y Pablo Bello, suscribieron una carta pública en la que critican al actual Subsecretario Pedro Huichalaf, por no ver la importancia estratégica y el sentido de urgencia que tendría la adjudicación de la banda de 700 MHz, para cerrar la denominada "brecha digital".

Al respecto, es preciso reconocer que la banda de 700 MHz va a ser necesaria para el desarrollo futuro de la telefonía móvil en el país, pero hoy no es determinante, tal como ha sostenido el Subsecretario Huichalaf.

En efecto, la capacidad de tráfico de las actuales redes de telefonía móvil se puede aumentar perfectamente bien en el corto plazo -incluso con mayor eficiencia- mediante otras acciones, como por ejemplo utilizar intensivamente la banda de 2.600 MHz, que en manos de los operadores dominantes -Entel PCS, Movistar y Claro- todavía tiene poco uso; celebrar contratos de "roaming" recíproco para acceder a la banda de 2.100 MHz, adjudicada a VTR y a Nextel y que también tiene poco uso; o aprovechar la tecnología WiFi, que operadores de otros países están empleando con éxito para descongestionar sus redes.

La adjudicación de la banda de 700 MHz se encuentra suspendida porque a fines de 2013 la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) realizó la licitación correspondiente de manera equivocada, y en lugar de aumentar la competencia favoreció el acaparamiento de espectro por parte de los operadores dominantes, estableciendo condiciones inviables para otros interesados, como los operadores móviles virtuales, amén de otros errores.  Por tal motivo, Conadecus y el operador Telestar presentaron sendos recursos judiciales, ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y la Corte de Apelaciones de Santiago.  Esas deficiencias en la licitación, y la consecuente intervención de la justicia, es lo que ha demorado la adjudicación de la banda de 700 MHz, y no la prioridad que le pueda dar el Subsecretario Huichalaf.

Pero esos recursos judiciales han desatado una fuerte campaña comunicacional por parte de los operadores dominantes, para hacer ver a la opinión pública que Conadecus y el operador Telestar están impidiendo el desarrollo de la telefonía móvil, afectando la calidad de servicio -con el riesgo incluso de provocar un colapso en las redes- y perjudicando en definitiva a los consumidores.  Sin embargo, esos recursos judiciales no son la causa de la calidad decreciente que muestra hoy la telefonía móvil en Chile, toda vez que de no haber sido presentados, las redes de 700 MHz habrían estado operativas -con suerte- recién a fines de 2016, ya que el tiempo de despliegue es largo y la tecnología correspondiente aún no está madura.

Esos recursos judiciales tampoco son la causa de la brecha digital, ni de la falta de servicio en aquellas localidades y escuelas rurales que deberían ser atendidas por los operadores dominantes, como consecuencia obligada de la licitación de la banda de 700 MHz, toda vez que el mecanismo que aconsejan las mejores prácticas internacionales para tal efecto -que en Chile además está dispuesto por ley- es el Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones (FDT), que está a cargo de la propia Subtel.  Por lo demás, reconociendo que la labor de Jorge Atton fue en general exitosa -implementó la portabilidad numérica, eliminó la larga distancia nacional y bajó fuertemente las tarifas de interconexión de la telefonía móvil- llama la atención que ambos ex Subsecretarios muestren hoy tanta preocupación por la brecha digital, en circunstancias que ninguno supo aprovechar el FDT para reducirla de manera sustancial.

En todo caso, es clave la opinión del Subsecretario Huichalaf, en el sentido que la banda de 700 MHz no es determinante, ya que se trata de un valioso antecedente adicional, que confirma que los operadores dominantes no la requieren hoy, y que sólo los mueve la intención de acaparar espectro.

También es clave lo que está en juego a través de los recursos judiciales de Conadecus y del operador Telestar: aumentar la libre competencia y mejorar las licitaciones del espectro, ya que esos dos aspectos hacen mucha falta en telefonía móvil, porque este mercado -como cualquier usuario puede apreciar- lamentablemente perdió la competitividad de antaño y se caracteriza hoy por tener precios altos y servicios de calidad insuficiente.  En consecuencia, bien se justifica impedir el acaparamiento de espectro y reformular la licitación de la banda de 700 MHz.

sábado, 22 de marzo de 2014

Partida de caballo inglés...


Todos los chilenos conocemos el refrán "partida de caballo inglés, llegada de burro", y lo empleamos para referirnos a situaciones que empiezan bien, pero que después pierden su ímpetu inicial.  ¿Se podría aplicar al caso de los cargos de acceso -o tarifas de interconexión- recientemente fijados por la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), para la telefonía móvil?  Los cargos de acceso son fijados cada 5 años, por disposición de la Ley General de Telecomunicaciones (LGT).  

El cargo de acceso es el precio que debe pagar un operador de telefonía móvil o fija, cuando las llamadas de sus clientes se destinan a la red de otro operador, y su valor es clave para que la libre competencia funcione en esta industria, de lo cual dependen -a su vez- los precios que pagaremos los consumidores y la calidad del servicio. 

Hoy es un hecho indiscutido que Subtel aplicó mal la regulación pertinente en 2003 y en 2008, dando lugar a cargos de acceso para la telefonía móvil absolutamente sobrevalorados, que en la práctica han dificultado el ingreso de nuevos operadores al mercado.  Así lo han reconocido el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), la Fiscalía Nacional Económica y -en el último tiempo- la propia Subtel.

En efecto, el cargo de acceso que todavía rige en Chile es de unos $ 60 por minuto, pero el costo del servicio correspondiente se ha reducido de manera sustancial, debido al avance tecnológico, al punto que en las principales economías de Europa su precio llega hoy a sólo unos $ 7 por minuto.  Los $ 60 por minuto que aún están vigentes en Chile son -lejos- el precio más alto de la OECD.

La sobrevaloración de los cargos de acceso ha sido un error de gran magnitud, que ha obligado a los consumidores chilenos a pagar de más unos USD 4.000 millones entre 2004 y 2013, sin considerar otros costos.  ¡Eso corresponde al valor de unos 50 hospitales, a unos cinco puentes sobre el Canal de Chacao o a lo que Panamá está invirtiendo en la ampliación de su canal interoceánico, la mayor obra de ingeniería civil de esta época!

En el pasado mes de noviembre, como parte del proceso tarifario definido en la LGT, Subtel -luego de revisar los estudios tarifarios de todos los operadores de telefonía móvil- propuso un cargo de acceso de $ 7,7 por minuto, como valor promedio, para el quinquenio 2014-2018.  Sin embargo, los principales operadores de telefonía móvil empezaron a presionar a Subtel, con la advertencia de que cuatro millones de usuarios de prepago quedarían sin servicio, si el cargo de acceso bajaba de manera tan violenta.  En el mes de diciembre, los operadores de telefonía móvil entregaron sus contrapropuestas a Subtel (los operadores dominantes pretendían que el valor propuesto por la autoridad aumentase notablemente, mientras que los operadores pequeños pretendían que bajase un poco más). 

En días recientes -y conforme lo dispone la LGT- Subtel adoptó su decisión final y fijó el cargo de acceso en $ 11,6 por minuto, como valor promedio, para quinquenio 2014-2018.

¿Tuvo este proceso una "partida de caballo inglés", para terminar en "llegada de burro"?

Depende.  Si comparamos el resultado con los $ 60 por minuto que todavía rigen en Chile, el nuevo precio promedio de $ 11,6 por minuto es un avance notable, ya que corresponde a una rebaja del 80%, que corrige en gran medida los graves errores que se cometieron en el pasado.  Sin embargo, si lo comparamos con el valor que la propia Subtel había anticipado en noviembre -que era similar a los que hoy se observan en los mercados más competitivos del mundo- el nuevo precio promedio representa un inesperado aumento de un 50%.

Veámoslo a través de un ejemplo.  Una persona del sur que está alojada en Providencia y que no conoce bien Santiago, toma un taxi para dirigirse con sus maletas a la Estación Central, pero el taxista se equivoca, confunde el Palacio de La Moneda con la Estación Central y deja a su pasajero en pleno centro, a veinte cuadras de la estación.  Como no puede subir a un Transantiago con las maletas, y todos los taxis del centro están ocupados, al indefenso pasajero no le queda más remedio que irse a pie hasta la Estación Central y sudar la gota gorda.  ¡Ha pagado un enorme costo, por culpa del inexperto taxista! 

Pero en un nuevo viaje a Santiago, la persona tiene más suerte y encuentra un taxista ducho, que baja por la Alameda -como corresponde-, pasa frente a la Estación Central y le dice al pasajero "mire, ahí queda la Estación Central", pero inexplicablemente no se detiene sino que se devuelve y para recién a dos cuadras de la estación.

Ciertamente es preferible que el pasajero quede a dos cuadras de la Estación Central, que a veinte, pero lo ideal, lo lógico, lo justo, habría sido dejarlo en la misma Estación Central. 

En lo personal he criticado varias de las actuaciones clave de Subtel de los últimos diez años (en temas como la regulación de los cargos de acceso, la administración del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones, la asignación del espectro radioeléctrico o el trato preferente que a veces ha dado a los grandes operadores, en desmedro de los pequeños), pero eso no me ha impedido reconocer sus aciertos (como la portabilidad numérica o la eliminación de la larga distancia nacional).  Sin embargo, creo que han sido muchos más los errores que los aciertos, y que las actuales autoridades de este organismo no lograron inclinar la balanza en favor de éstos. 

En noviembre -cuando conocí la propuesta de $ 7,7 por minuto para el cargo de acceso- pensé que las actuales autoridades de Subtel estaban dando por fin un golpe de timón contundente, para enmendar definitivamente el rumbo que llevaba este organismo.  Hoy se aprecia que hicieron un gran esfuerzo -que en lo personal reconozco- pero que lamentablemente no fue suficiente.  En otras palabras, en noviembre yo les habría puesto nota 7 por su actuación en los cargos de acceso; hoy no les podría poner más de un 5.

En todo caso, la rebaja que acaba de decidir Subtel para el cargo de acceso -aunque insuficiente, en mi opinión-, ayudará a recuperar la libre competencia en la telefonía móvil de nuestro país.  Sin embargo, para que este mercado funcione como es debido, habrá que implementar también varias otras medidas, como el término definitivo de las diferencias de precios "on-net"/"off-net" que dispuso el TDLC en diciembre de 2012, las ofertas mayoristas para operadores móviles virtuales que ordenó la Corte Suprema en diciembre de 2011 o una mejor asignación del espectro radioeléctrico, de modo de evitar que este recurso se siga concentrando en pocas manos.

¿Y desaparecerán cuatro millones de usuarios de prepago?  Ni uno, pienso yo, ya que si las empresas dominantes dejan de atender a determinados usuarios, los nuevos operadores de telefonía móvil -que por los factores anticompetitivos ya indicados no habían logrado abrirse paso en el mercado- gustosamente los atenderán, y de paso les cobrarán tarifas inferiores a las que pagan hoy.