La prensa económica informó hace poco que los
ex Subsecretarios de Telecomunicaciones Jorge Atton y Pablo Bello, suscribieron
una carta pública en la que critican al actual Subsecretario Pedro Huichalaf,
por no ver la importancia estratégica y el sentido de urgencia que tendría la
adjudicación de la banda de 700 MHz, para cerrar la denominada "brecha
digital".
Al respecto, es preciso reconocer que la banda
de 700 MHz va a ser necesaria para el desarrollo futuro de la telefonía móvil
en el país, pero hoy no es determinante, tal como ha sostenido el Subsecretario
Huichalaf.
En efecto, la capacidad de tráfico de las actuales
redes de telefonía móvil se puede aumentar perfectamente bien en el corto plazo
-incluso con mayor eficiencia- mediante otras acciones, como por ejemplo
utilizar intensivamente la banda de 2.600 MHz, que en manos de los operadores
dominantes -Entel PCS, Movistar y Claro- todavía tiene poco uso; celebrar
contratos de "roaming" recíproco para acceder a la banda de 2.100 MHz,
adjudicada a VTR y a Nextel y que también tiene poco uso; o aprovechar la
tecnología WiFi, que operadores de otros países están empleando con éxito para
descongestionar sus redes.
La adjudicación de la banda de 700 MHz se
encuentra suspendida porque a fines de 2013 la Subsecretaría de
Telecomunicaciones (Subtel) realizó la licitación correspondiente de manera
equivocada, y en lugar de aumentar la competencia favoreció el acaparamiento de
espectro por parte de los operadores dominantes, estableciendo condiciones
inviables para otros interesados, como los operadores móviles virtuales, amén
de otros errores. Por tal motivo,
Conadecus y el operador Telestar presentaron sendos recursos judiciales, ante
el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y la Corte de Apelaciones de
Santiago. Esas deficiencias en la
licitación, y la consecuente intervención de la justicia, es lo que ha demorado
la adjudicación de la banda de 700 MHz, y no la prioridad que le pueda dar el
Subsecretario Huichalaf.
Pero esos recursos judiciales han desatado una
fuerte campaña comunicacional por parte de los operadores dominantes, para
hacer ver a la opinión pública que Conadecus y el operador Telestar están impidiendo
el desarrollo de la telefonía móvil, afectando la calidad de servicio -con el riesgo
incluso de provocar un colapso en las redes- y perjudicando en definitiva a los
consumidores. Sin embargo, esos recursos
judiciales no son la causa de la calidad decreciente que muestra hoy la telefonía
móvil en Chile, toda vez que de no haber sido presentados, las redes de 700 MHz
habrían estado operativas -con suerte- recién a fines de 2016, ya que el tiempo
de despliegue es largo y la tecnología correspondiente aún no está madura.
Esos recursos judiciales tampoco son la causa
de la brecha digital, ni de la falta de servicio en aquellas localidades y
escuelas rurales que deberían ser atendidas por los operadores dominantes, como
consecuencia obligada de la licitación de la banda de 700 MHz, toda vez que el
mecanismo que aconsejan las mejores prácticas internacionales para tal efecto -que
en Chile además está dispuesto por ley- es el Fondo de Desarrollo de las
Telecomunicaciones (FDT), que está a cargo de la propia Subtel. Por lo demás, reconociendo que la labor de
Jorge Atton fue en general exitosa -implementó la portabilidad numérica,
eliminó la larga distancia nacional y bajó fuertemente las tarifas de
interconexión de la telefonía móvil- llama la atención que ambos ex
Subsecretarios muestren hoy tanta preocupación por la brecha digital, en
circunstancias que ninguno supo aprovechar el FDT para reducirla de manera
sustancial.
En todo caso, es clave la opinión del
Subsecretario Huichalaf, en el sentido que la banda de 700 MHz no es
determinante, ya que se trata de un valioso antecedente adicional, que confirma
que los operadores dominantes no la requieren hoy, y que sólo los mueve la
intención de acaparar espectro.
También es clave lo que está en juego a través
de los recursos judiciales de Conadecus y del operador Telestar: aumentar la
libre competencia y mejorar las licitaciones del espectro, ya que esos dos
aspectos hacen mucha falta en telefonía móvil, porque este mercado -como
cualquier usuario puede apreciar- lamentablemente perdió la competitividad de
antaño y se caracteriza hoy por tener precios altos y servicios de calidad
insuficiente. En consecuencia, bien se justifica impedir el acaparamiento de espectro y reformular la licitación de la
banda de 700 MHz.
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